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Para ello, debes tener en cuenta tus gastos actuales y futuros, tus ingresos actuales y potenciales, tu nivel de vida deseado y el coste de la vida en el lugar donde quieres vivir.
Una vez que tengas claro cuánto dinero necesitas para alcanzar la libertad financiera, debes fijarte un plazo para conseguirlo. Puede ser un año, cinco años o diez años. Lo importante es que sea realista y alcanzable. Una vez que tengas definido tu objetivo de libertad financiera, debes seguir un plan para conseguirlo.
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Para ello, debes calcular tus gastos mensuales actuales y el nivel de vida que deseas tener. También debes tener en cuenta el coste de la vida en el lugar donde quieres vivir y el efecto de la inflación.
Una vez que tengas claro cuánto dinero necesitas para vivir como quieres, debes multiplicarlo por Este es el factor que se suele utilizar para estimar el capital necesario para generar ingresos pasivos suficientes para cubrir tus gastos.
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Así podrás aprovechar el poder del interés compuesto y multiplicar tu dinero a largo plazo. Para ahorrar más, debes reducir tus gastos innecesarios y evitar las deudas, especialmente las de tarjeta de crédito.
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The new studies prioritizes the exploration of the economic processes that were occurring in the time of independences, their interaction and regional and local variations, and it has generated a wealth of knowledge, still insufficient and fragmented, which requires synthesis and balance sheets, as proposed this article.
Keywords: Spanish American Independences; Economic History; Historiography; Crisis of the Spanish Colonialism; Divergence of the Economic Growth; Economic and Social Inequities.
Sin embargo siempre se ha discutido que las independencias hispanoamericanas tuviesen causas económicas y por eso, por su complejidad, falta de fuentes, debilidad de los análisis propuestos para explicarlas y la crítica de la historiografía en boga en las últimas décadas, contraria a enfoques materialistas-generalistas y a la idea de la revolución como motor de cambio, el estudio del tema perdió interés y centralidad en los debates.
No obstante, desde hace tiempo las investigaciones han asumido esas críticas, y con ello sus posibilidades, y han recobrado valor y atractivo, favorecidas por la celebración del bicentenario de la emancipación y por la reciente crisis mundial, situación en la cual los asuntos de la economía recobran vigencia.
Los estudios recientes sobre las economías e independencias hispanoamericanas se distinguen por su variedad de temas, enfoques, métodos y fuentes, con lo que alivian los planteamientos generalistas y los déficits analíticos y de datos de sus antecesores.
Así han generado una ingente cantidad de conocimiento, líneas de investigación, nuevas interpretaciones e intensos debates, aunque sus aportaciones son aún en conjunto insuficientes, disímiles, fragmentadas, y por tales razones precisan estados de la cuestión y síntesis.
Este artículo propone revisarlas concentrando su esfuerzo en los problemas y aspectos que han merecido mayor interés de la historiografía. La principal idea-fuerza que caracteriza globalmente dichos estudios es su énfasis en aprehender y explotar fenómenos que fueron complejos y dinámicos, más que en hallar determinantes -como solía hacerse tradicionalmente- de los problemas ulteriores de atraso y desigualdad de los países latinoamericanos.
Eso permite descubrir que en tiempos de su emancipación estaban ocurriendo procesos económicos que influyeron en ella y que fueron afectados por ella y en los que, por tanto, conviene indagar.
La perspectiva anterior conduce a pensar las independencias hispanoamericanas como una oportunidad y a explorar las alianzas que se fraguaron para aprovecharla, favorecerla, obstaculizarla, y que ayudan a esclarecer los resultados.
Además, esa óptica no excluye casos en los que se impuso mantener el vínculo colonial, pues en ellos, como en el resto, las referidas alianzas sociales y regionales no lograron crear proyectos nacionales, desembocaron en el predomino de ciertos intereses, lo que en general provocó conflictos e inestabilidad que coadyuvan a explicar los problemas de construcción institucional e integración espacial de los países, los enfrentamientos y desigualdades.
El otro factor común que priorizan los estudios recientes sobre las economías e independencias en Hispanoamérica, y que analiza especialmente este artículo, son los efectos del aumento tardocolonial de la presión fiscal y centralización del poder.
Al respecto hay bastante acuerdo en que no se puede afirmar que provocasen la emancipación, más bien generaron un malestar que la alentó una vez iniciada en respuesta al vacío de poder causado por la invasión francesa de España en Además, tal enfoque se vincula a la visión de dicho proceso como oportunidad, pues lo ocurrido en la metrópoli brindó la ocasión de cambiar las reglas de juego y devuelve a la necesidad de explorar las alianzas formadas con ese fin, pero también para proteger el impacto positivo que la política imperial tuvo en el crecimiento de la minería o la oferta agropecuaria en muchas zonas de América y que dio lugar a desequilibrios socio-territoriales heredados luego por los países creados en el área.
Revisar las explicaciones generales de las economías e independencias en Hispanoamérica y el legado historiográfico recibido por sus estudios actuales, muestra que todos los enfoques tienen debilidades debidas a la dimensión socio-espacial compleja y cambiante de los procesos, y que solo abordarlos así permite avances en su conocimiento.
Hacerlo denuncia que las interpretaciones institucionales comunes desestiman los cambios en las economías fruto de la emancipación y que si las respuestas dadas fueron ineficaces, la razón estribó en que primero se dan las oportunidades y luego se crean las instituciones para aprovecharlas, de modo que su déficit ocurrió después de cesar el dominio español.
Eso conduce a recuperar factores más tradicionales en la investigación del tema, la geografía, dotación de factores, comparación con las colonias británicas, que adolecen de similares debilidades, por lo que su valor analítico resulta de combinarlas y considerarlas en su dimensión social, regional y sectorial dinámica.
Da ahí, por ejemplo, que el malestar con el régimen impositivo colonial perjudicase la formación de los nuevos Estados latinoamericanos, pues por su causa solieron nacer con estructuras fiscales precarias, lo que afectó a la inversión en infraestructuras o educación, que junto a la explotación intensiva de los recursos -ya que lo importante no es su disposición, sino el uso que se hace de ellos y las tecnologías y dinámicas sociales que generan- ofrece la mejor explicación de sus desigualdades económicas y divergencias de crecimiento respecto a los países más ricos y de la falta persistente de mecanismos para aliviarlas.
La idea anterior permite afirmar que explorar las especificidades no impide generalizar, sino que obliga a hacerlo desde ellas. Pero esto vuelve a tropezar con la insuficiencia de datos, estudios y disimilitud de los existentes en enfoques y temas, por lo que los últimos apartados del artículo se detienen en la historiografía sobre casos y muestran que los más explorados han sido los de México y Río de la Plata y que en el primero se ha priorizado el análisis de las variaciones socio-regionales de los procesos y en el segundo de los asuntos fiscales e institucionales asociados, pero sin probar que las diferencias entre ambos radiquen en tales razones.
Tras indagar en dichos aspectos, en un recorrido de lo general a lo particular, el trabajo concluye, finalmente, con unas conclusiones.
Los estudios recientes sobre economías e independencias hispanoamericanas, por tanto, pese a su diversidad, han alcanzado algunos acuerdos. Suelen destacar un factor común, pero de efecto desigual, el aumento de la presión fiscal señalado por Hidalgo, y que si bien el desencadenante de los procesos de emancipación fue la invasión francesa de España, las respuestas que se dieron lo vieron como oportunidad para cambiar las reglas de juego, lo que explica que unas fuesen rupturistas, otras no, y que continuidad y transformación estuviesen en pugna y su equilibrio variase con el tiempo.
En los estudios recientes también se detecta una gran connivencia en la idea de que las causas y efectos de las independencias hispanoamericanas no deben abordarse solo en el contexto de los países actuales, pues algunos surgidos en tiempos de la emancipación se desmembraron luego, varias de sus regiones estaban vinculadas con otras que quedaron adscritas en naciones diferentes y en todos los casos hubo diversos intereses en pugna, cuya composición y alianzas fueron modificándose.
La historiografía que ha renovado la interpretación de las independencias latinoamericanas, new cultural y postcolonial studies , señala que los países surgidos de ellas carecieron de proyectos nacionales, padecieron dificultades geográficas, escasez de medios con que aliviarlas y falta de capacidad para mejorar el acceso de su población a los recursos.
Esto impide analizar la emancipación con enfoques nacional-estatales y teleológicos de la Historia, cuya finalidad ha sido construir discursos legitimatorios de la imposición de unos intereses sobre otros. Sin embargo la incapacidad de ofrecer una vida mejor a la mayoría a costa de la diversidad y el desbordamiento de las fronteras políticas por la globalización económica y de las comunicaciones, ha mostrado el fracaso de esos proyectos 1.
A falta de proyectos nacionales en los países latinoamericanos se impusieron los de unas elites, lo que generó conflictos sociales y regionales y dio lugar al caudillismo y los regímenes oligárquicos que caracterizaron a las naciones en su origen. No obstante, es discutible que ello fuese fruto de las independencia y tales tesis, al renegar de causas económicas, olvidan que los citados proyectos impuestos fueron los de las clases dirigentes con más recursos, vinculadas al comercio exterior, menos afectado por las guerras, o que el mercado es el factor más eficaz de integración y transformación socio-espacial y donde avanzó más fue donde menos poder alcanzaron los grupos y regiones que dirimieron violentamente sus disputas, o que, aun aceptando que caudillismo y populismo sean fenómenos político-culturales, precisaron presupuestos con los que formar y mantener sus clientelas 2.
Lo que sí revelan las críticas a los estudios económicos de las independencias de Hispanoamérica es su defecto común de formulación. Solieron preguntarse si la herencia colonial y originaria de los países de la región explicaba sus problemas ulteriores de atraso y desigualdad, comparándolas con las de los surgidos en dominios anglosajones.
Pero buscar ese pecado original niega a tales naciones el tiempo y capacidad de construirse en procesos de ensayo-error que han tenido las europeas y que, por tanto, se hallan en diferentes condiciones cognitivas.
Los trabajos recientes evitan dicho planteamiento, arguyen que las causas y efectos de la emancipación pueden ayudar a esclarecer sucesos postreros, aunque no los determinaron, y que antes de indagar en ello hay que analizar los problemas en los espacios y tiempos diversos y cambiantes en los que ocurrieron.
Las independencias hispanoamericanas coincidieron con procesos económicos que las afectaron y en los que influyeron. Además, aunque no fuesen causa de cambios en la producción y mercados, los facilitaron o dificultaron y éstos acabaron sucediendo, en general despacio, dependiendo de la geografía, dotación de factores, infraestructuras, redes financiero-comerciales y tecnológicas dadas o que se crearon, impacto de la construcción y desmembración de espacios político-administrativos, dependiendo también de las guerras y recursos que distrajeron al crédito y la inversión, de las conexiones con capitales y mercados foráneos y sus modificaciones.
Por eso hay que realizar estudios sectoriales, regionales, de grupos, analizar vínculos, estrategias, políticas económicas, estructuras financieras y fiscales, la oferta y circulación monetarias, y se está haciendo, pero urgen ejercicios de síntesis y comparativos que mejoren el conocimiento de los problemas en su complejidad.
Reformas, gabelas, diversidad, oportunidades y la excepción que confirma la regla. Tradicionalmente se señala que las reformas borbónicas centralizaron el poder en Hispanoamérica, desplazando a los criollos, y permitieron a la metrópoli extraer más renta de ella, pero aunque generaron malestar, no fueron causa directa de la independencia ni afectaron igual a todas las regiones y actividades.
Muchas se vieron favorecidas, la minería de México y Perú, la oferta agropecuaria del Río de la Plata, con medidas de liberalización mercantil y de la tierra y la creación de un virreinato independiente, o la azucarera de las Antillas, donde esas reformas se aplicaron antes y tuvieron más tiempo para ofrecer resultados, lo que se aduce como razón de que su economía creciese más que la del resto de América Latina y no fructificasen en ellas movimientos insurgentes 3.
Los procesos económicos que estaban sucediendo en Hispanoamérica, pues, fueron distintos, pudieron motivar independencias y no-independencias y ganaron relevancia una vez iniciadas las primeras.
Así ocurrió con la principal causa de malestar, el aumento de la presión fiscal debido a las penurias del erario español por las continuas guerras que hubo de costear desde mediados del siglo XVIII.
Marichal afirma que por eso en México a la quiebra colonial antecedió una crisis financiera. Gracias a la mejor institucionalización de su virreinato y al celo en su aplicación, las cargas impositivas superaron su capacidad tributaria, dañaron el sistema crediticio, y con ello el productivo, y afectaron a un amplio espectro social, lo que fue capitalizado por los movimientos insurgentes 4.
Un enfoque regional, sin embargo, muestra que factores similares tuvieron efectos distintos. En Nueva Granada, la presión fiscal fue menor que en México y revirtió sobre todo en gasto interno.
Cuba recibía capital de la Hacienda novohispana para sostenerse, soportaba bajos tributos y al aumentar pudieron asumirse, pues desde se implementaban reformas que incentivaron sus exportaciones. La Consolidación de los Vales Reales, endose de la deuda metropolitana a los erarios americanos, lo que más afectó al mexicano, se aplicó en la isla procurando causar el mínimo perjuicio, y su elite capitalina concilió con la Corona un proyecto de redefinición de la relación colonial basado en el desarrollo de la plantación azucarera con importación masiva de esclavos y participación criolla en las instituciones creadas para promoverlo y en la toma de decisiones 5.
El crecimiento económico impulsado por las reformas borbónicas, la mejora del estatus de su elite habanera y el temor a que una ruptura política alterase el progreso de los negocios y el orden esclavista o provocase sucesos como los de Haití, ayudan a entender la pervivencia del vínculo de Cuba con España, pues hubo otras opciones.
Aunque no fructificó, en , antes que en el resto de América, se planteó formar una junta de gobierno similar a las surgidas en la metrópoli tras la invasión francesa.
Por tanto, la existencia de un proyecto económico-político viable dentro de la estructura colonial, aducido como razón de la fidelidad cubana , refuerza la idea de que el modo de encarar los cambios y oportunidades que supuso la quiebra del Antiguo Régimen enfrentó a varias alternativas que deben analizarse desde la óptica de los diversos actores sociales y regionales implicados 6.
La revolución de Haití dejó a los competidores el mercado que surtía la mayor exportadora de azúcar del orbe. Un factor inesperado, por tanto, como la invasión de España para los territorios que se independizaron de ella, fue lo que permitió imponer el proyecto azucarero-esclavista en Cuba. Sin embargo, hubo otros alternativos, defensores de una sociedad más blanca y una agricultura diversificada, sobre todo en el este insular, pues la plantación cañera se desarrolló en el oeste.
Ergo puede decirse que en la Gran Antilla acabó imponiéndose también el proyecto de una elite regional, la más vinculada con el comercio exterior, aunque manteniendo el sistema colonial, gracias a un pacto con los intereses metropolitanos y al crecimiento económico que posibilitó 7.
El poder explicativo de los recientes estudios sobre las economías e independencias de Hispanoamérica radica en que las analizan como procesos social y espacialmente diversos y cambiantes. Si la historiografía precedente insistía en las deudas y el legado empobrecedor que las cargas fiscales tardocoloniales dejaron a los países de la región, la actual destaca como más importante que luego no se pudieron o quisieron establecer impuestos directos a poblaciones que se habían manifestado contra los españoles.
Se optó entonces por la alternativa más fácil y eficaz, gravar el comercio exterior, sobre todo donde crecía, lo que confirió una gran volatilidad a los ingresos y gastos públicos que, junto a la falta de instrumentos censitarios y recaudatorios y al coste de los conflictos civiles, mermaron la capacidad para invertir en educación, infraestructuras y tecnología 8.
El principal estudio sobre las consecuencias económica de las independencias americanas hasta hace poco, editado por Prados y Amaral, supuso un notable avance en su conocimiento y aportó evidencias para medir sus costes y beneficios. Según Coatsworh, debido a las guerras de emancipación y posteriores, los primeros fueron altos y los segundos escasos a corto plazo, y aunque luego mejoraron por la liquidación del Antiguo Régimen, tardaron décadas debido a los conflictos 9.
Por eso, su crecimiento solo se aceleró gracias a la sustitución de importaciones y apreciación de la plata después de , aunque la deuda y perder su territorio norte en la guerra con Estados Unidos impidieron que el aumento fuese sostenido. Perú también demoró décadas en recobrarse de la recisión de su minería, agravada por la de su oferta agraria y la retirada del capital inversor.
La emancipación, además, supuso cambios socio-políticos pero no en la tecnología y la economía, así que la modernización de ésta mediante la consolidación de una estructura exportadora habría sido mayor sin la inestabilidad que aquélla produjo La falta de cambios en la economías también y su geografía, rodeada de poderosos vecinos que conquistaron parte de su territorio, explica el estancamiento de Paraguay y el mantenimiento del mercantilismo en el país tras su independencia.
Argentina, sin embargo, nació con libertad económica, pero poca libertad política, causa y efecto de los conflictos con los que inició su andadura nacional. Además, la necesidad de contrarrestar el poder de Juan M. de Rosas mantuvo constreñidos los recursos financieros, que controlaba la oposición a su régimen, y en el interior de su territorio subsistió igualmente el mercantilismo, fruto del poco impacto positivo de la emancipación en su sistema productivo.
La situación solo varió después de con la expansión de los ferrocarriles, una mayor liberalización de la economía y la disposición de Buenos Aires a compartir algunos beneficios de su privilegiada posición comercial, coincidiendo con una fase de auge exportador En Centroamérica, finalmente, la independencia fragmentó la región.
Sin embargo, también supuso apertura económica, descentralización e incorporación de nuevos grupos a las actividades productivas, comerciales y de servicios, aunque esto solo derivó en crecimiento con el traslado del centro mercantil del Atlántico al Pacífico tras la adhesión de California a Estados Unidos, por ser el Istmo la ruta más corta entre las costas este y oeste de dicho país El libro de Prados y Amaral peca de generalista, pero abrió perspectivas que quebrarían ese enfoque.
Afirmar que la independencia fue positiva en Centroamérica o que ciertos grupos se beneficiaron manteniendo la inestabilidad en México, avanzó otras formas de estudiarla, como el análisis del caso colombiano, centrado en la elite importadora, capaz de conquistar el mercado interno y crear redes de poder gracias a su dedicación al sector textil, actividad con poco riesgo y alto rendimiento, que ayudó a mitigar la conflictividad, favoreciendo la extensión del consumo a amplias masas demandantes, y el aumento de los ingresos del débil Estado, procedentes en su mayoría de aduanas Prados ha seguido abundando en el efecto de la independencia en los países de América Latina y ha demostrado que los conflictos posteriores impidieron reducir las cargas fiscales y que si bien sus economías crecieron, gracias a su apertura, también lo hicieron las diferencias entre ellas y con las de Estados Unidos o Europa occidental.
Esto corrobora la imposibilidad de hallar en la emancipación determinantes de las desigualdades y atrasos ulteriores, pues aunque tuvieran raíces entonces, luego se sumaron otras causas y lo relevante es el déficit persistente de recursos para resolverlas Los estudios han indagado en las causas de la deconvergencia económica de América Latina, pero no en su ranking.
Las tesis iniciales de CEPAL las achacaron a términos de intercambio negativos, no obstante la evidencia lo desmiente. Desde la década de , varios trabajos insistieron en que la relación asimétrica con el capital y mercados foráneos, la distinta dotación de factores y evolución de la demanda de los bienes en los que se especializó cada nación explicaban el grado y cronología del crecimiento.
Hablaron incluso de economías duales, con dinámicos sectores externos y atraso en el resto, lo que también desmintió la evidencia Hay coincidencia entre los postulados a lo largo del tiempo, sin embargo, en los efectos nocivos de su especialización, falta de diversificación, incapacidad para superar la ventaja, continuas crisis de balanza de pagos y deuda asociales, de la inestabilidad política y, vinculado con ello, de la insuficiente formación de capital físico y humano y de tecnología, que habrían permitido afrontar mejor tales problemas El déficit de infraestructuras, articulación de los mercados y productividad, la inequidad y volatilidad del crecimiento de los países de América Latina no son fruto de sus independencias, sino de cómo integraron sus economías en la división internacional del trabajo, de la geografía, dotación de factores, decisiones políticas.
Los casos de Argentina y Cuba son ilustrativos, lograron un progreso temprano basado en dinámicos sectores externos en contextos de inestabilidad y manteniendo su estatus colonial respectivamente, que derivó luego en cierto estancamiento, cuando los vecinos elevaron sus exportaciones después de Además, la evidencia muestra que la experiencia de los que modernizaron sus estructuras fiscales ha sido mejor, aunque la razón estriba en cómo asignaron los recursos Las economías e independencias en los países de América Latina se analizan hoy dentro de procesos más amplios, atendiendo a diferencias y semejanzas regionales y sociales a corto, medio y largo plazo, descuidadas por los estudios previos.
Según Dye, la emancipación les aportó inestabilidad, que perjudicó al crecimiento, pero su durabilidad impide achacarla solo a ella.
Engerman y Sokoloff enfatizan la desigualdad de las instituciones coloniales y la concentración de riqueza, pero los casos cubano y argentino probaban que ésta favoreció dicho crecimiento, y Coatsworth señala que los excedentes en sociedades precapitalistas son exiguos e impidieron inequidades en tiempos coloniales y posteriores como las observadas después en las naciones americanas, aunque éstas aumentaron con el expolio de las comunidades campesinas tras sus independencias A la tesis de Coatsworth sobre el origen y desarrollo de las desigualdades en los países de América Latina, Williamson añade que la relación entre salarios y PIB indica que aquéllas aumentaron tras las independencias, pero la metodología usada es discutible, pues el trabajo estaba poco monetarizado entonces y su escasez en casi todas las naciones implicó sueldos altos.
Por tanto, cada postulado historiográfico tiene déficits que debilitan su capacidad analítica, y el retorno reciente de Acemoglou y Robinson al enfoque comparado entre las colonias hispanas y anglosajonas lo confirma.
Las primeras -dicen los autores- fueron de población y las segundas, de explotación. Las geografías y climas de estas últimas incentivaron la inmigración y sus instituciones más igualitarias y democráticas favorecieron su crecimiento económico, pero tal afirmación presenta tantas inconsistencias como las anteriores, no es aplicable al Caribe británico, si a Estados Unidos, no explica que condiciones físicas y demográficas no propiciasen en Argentina un progreso similar al de ese país o que Cuba, ubicada en el trópico, fuese destino de migración masiva La debilidad de los enfoques explicativos obliga a abordar los procesos en su dimensión específica y cambiante.
Los países de América Latina carecieron de instituciones, experiencia y tiempo para reemplazar eficazmente la administración integrada o moneda única coloniales, condiciones que permitieron un crecimiento notable en México, pero en el que la extracción de renta por la metrópoli tuvo efectos negativos y generó expectativas que incentivaron a cambiar las reglas de juego cuando se dio la ocasión No obstante modificar el absolutismo y monopolios españoles tropezó con falta de alternativas e instituciones representativas de los criollos interesados en una transformación más veloz y profunda, lo cual explica muchas de las luchas civiles postemancipación.
La complejidad de las independencias de Hispanoamérica precisa refocalizar su análisis e insistir en la interacción de sus variables. Su efecto no pudo perpetuarse sin cambios y relación con sucesos ulteriores. Con ritmos y explicación diferentes factores similares impulsaron el crecimiento de muchas zonas.
La revolución industrial, las reformas y liberalización comercial favorecieron a las mineras y agropecuarias costeras, pero la presión tributaria mermó su influjo positivo.
La emancipación provocó crisis en ambas, y la recuperación derivada del cese de las trasferencias de renta a España se demoró debido a las guerras posteriores, a sus costes e impacto en la oferta, a la desarticulación de los mercados coloniales y lentitud con que fueron reemplazados, a la exigua capacidad fiscal de los nuevos países, aliviada elevando los impuestos a las transacciones, deprimiéndolas aún más.
Paralelamente, sin embargo, se fortaleció el sector externo en áreas dotadas de bienes de alta demanda, medios para explotarlos y poco perjudicadas por la falta de infraestructuras, aunque incluso en ellas no todos tuvieron iguales externalidades, lo que explica el buen desempeño económico temprano de Argentina, Uruguay, Chile o Venezuela y que se limitase a algunas regiones, y que igual pasase en Cuba, manteniendo su estatus colonial, mientras lugares más alejados de las rutas comerciales, el interior rioplatense y andino o el este de la isla antillana, corrieron peor suerte Los estudios recientes, pues, aunque insuficientes, ofrecen imágenes más complejas de las economías e independencias latinoamericanas, enfatizan que lo crucial es cómo se afrontaron los cambios en cada región.
Así analizan el estancamiento del interior rioplatense y el crecimiento del litoral, explorando qué facilitó aprovechar las oportunidades que brindó la intensificación del comercio atlántico, lo que además evidencia que la explicación institucional de tales procesos es insatisfactoria, pues lo importante fueron dichas oportunidades.
Las instituciones se crearon para afrontarlas. El aumento de la demanda externa favorecía al litoral del Río de la Plata antes de la independencia, pero solo después provocó su crecimiento notablemente mayor que el del interior.
La dotación de factores fue lo que permitió rentabilizarlo, y por la escasez de trabajo estuvo asociada al acceso a la tierra y tiene mayor poder explicativo que las variables institucionales. A ello se unió el coste del transporte.
Mientras fue alto confirió ventaja a las provincias internas en el abastecimiento del Alto Perú, pero al reducirse y expandirse el comercio internacional benefició a las costeras, lo que, unido a la crisis minera postemancipación y al control de las aduanas por el gobierno bonaerense esclarecen el porqué del contexto conflictivo en el que se dio el progreso económico inicial de Argentina La interacción de geografía, demografía e instituciones, por tanto, ayuda a explicar las formas distintas de afrontar las independencias en América Latina.
No es igual que un lugar estuviese poco o muy poblado, habitado o no habitado por comunidades indias, que sus recursos facilitasen la integración estatal o regional o construir proyectos económico-políticos asociados o en oposición a los nacionales, o qué instituciones se crearon en respuesta a las oportunidades y en relación con el capital y demanda exteriores.
Al enfocar así el tema, los estudios recientes han recobrado centralidad en el debate historiográfico, procurando esclarecer los procesos más que hallar determinantes de problemas ulteriores.
Bandieri dice que de ese modo se ha quebrado la visión tradicional de la pampa argentina, centrada en el terrateniente, mostrando el predominio real de los pequeños y medianos propietarios, considerando en conjunto sus economías, vínculos, estrategias, prácticas, identidades, formas de vida, mercados, medios de pago, el comercio desde la perspectiva del comerciante, los trabajadores Explorar las especificidades, además, no excluye buscar explicaciones generales.
Ya se indicó que obliga a hacerlo desde ellas. El reciente libro de Bertolá y Ocampo sostiene así que la especialización y el uso más intensivo de recursos naturales que del capital y trabajo ayudan a entender la divergencia de las economías latinoamericanas respecto a las más avanzadas, pero también que las independencias no pudieron ser su causa directa, pues comenzó cuando se aceleró el crecimiento de estas últimas, después de la década de , lo que invita a considerar el período postemancipación como oportunidad perdida , no como décadas perdidas , según postulaban estudios precedentes Las exportaciones predominantes y el tipo de colonización asociado a ellas solo fueron determinantes en el desempeño económico de los países de América Latina pre y postindependencia en comunión con la tecnología.
Más importante fue el modo y rapidez con que se transformaron los mercados de bienes y laborales en relación con el tamaño y geografía de los territorios, lo que permite distinguir tres tipos de economías en la zona, las de plantación esclavista, las mineras y de hacienda con población india y las agro-exportadoras receptoras de migración; aunque tales clasificaciones no son excluyentes, caracterizan a regiones más que a naciones y estuvieron influidas por factores políticos, flujos de capital y su efecto procíclico, elementos que causaron volatilidad en el crecimiento inversamente proporcional a la diversificación de la oferta, pues está vinculada a cambios en la demanda internacional, que en la región ha tenido menos elasticidad-ingreso que en Estados Unidos o Europa occidental.
Además ha generado déficits estructurales de balanza comercial, los cuales acabaron provocando su atraso en términos de aumento de la renta, debido a su dependencia de la explotación intensiva de recursos naturales, escasa innovación tecnológica e insuficiencia fiscal para romper ese círculo vicioso , y las fuertes desigualdades, que dificultaron mejorar y ampliar los mercados y capacitación del trabajo.
El principal problema económico latinoamericano es la desigualdad y su efecto en la formación de capital humano. La independencia no fue su causa, acabó con privilegios y relaciones laborales serviles y esclavistas, pero de modo incompleto, y no dio lugar a instituciones que incentivasen la innovación, iniciativa empresarial y capacitación del trabajo, ni a estructuras fiscales que facilitasen invertir en ello y en infraestructuras.
Además, las luchas emancipadoras y posteriores distrajeron recursos destinables a esas necesidades, provocaron E incluso así, la recuperación fue veloz en las áreas periféricas y hasta en México, aunque moderada, antes de los conflictos que siguieron al fin del dominio colonial Los procesos económicos anteriores a la independencia y afectados por ésta fueron disímiles, pero en muchos casos comunes a toda Hispanoamérica.
La población aumentaba antes de aquélla y siguió haciéndolo después, aunque con ritmos distintos según las zonas, vinculados al crecimiento y la inmigración y, por tanto, mayores en las agro-exportadoras. La falta de datos impide más precisión, sin embargo, los estudios que enfatizan la continuidad institucional respecto a los tiempos coloniales omiten los cambios a que dio lugar dicho crecimiento y los nuevos equilibrios sociopolíticos y en la oferta en contextos conflictivos, que influyeron en las instituciones.
El principal problema, además, fue la escasa inversión interna y externa en los países recién creados y, en relación con ello, la rala y lenta incorporación de tecnología y adecuación y movilización de los mercados laborales asociadas a su inestabilidad y a las dificultades geográficas, y aun así su impacto fue menor en las áreas de expansión temprana de las exportaciones El estudio económico de las independencias latinoamericanas, además, presenta iguales dificultades que otros.
El desconocimiento de la revolución industrial también se achaca a la falta de datos y metodologías capaces de conjugar todas las variables implicadas.
Los trabajos recientes muestran el efecto positivo de contar con más información y análisis, pero aún son insuficientes y el libro de Bertola y Ocampo es un buen ejemplo, ofrece un índice complejo para medir el crecimiento, y tan sustancial avance permite plantear interrogantes más que conclusiones, y, como todos los intentos de generalización, tropieza con un acervo historiográfico disímil sobre los diversos temas y regiones.
Los casos mexicano y rioplatense son los más investigados, no obstante en el primero se ha priorizado la problemática fiscal y en el segundo, la variedad de enfoques socio-espaciales Centros, periferias y acceso a los mercados.
Los enfoques regionales, locales, casuísticos, microhistóricos o supranacionales de las economías e independencias en América Latina ofrecen conocimientos fragmentados y precisan más estudios de síntesis y comparados para optimizar su aportación.
Llopis y Marichal asumen el reto con esa óptica comparativa y mediante cuestiones concretas y relevantes, ¿qué legado recibieron los países emancipados? o ¿qué suerte corrieron? Así rechazan también que la andadura inicial de sus economías fuesen décadas perdidas o la imposibilidad de que superasen la herencia colonial, no obstante fue difícil y mediaron muchas variables ya referidas geografía, dotación de factores.
Los autores, además, destacan el aumento demográfico y del PIB en muchas partes como resultado positivo, lo que enfatiza la necesidad de atender la dimensión regional-sectorial de los procesos Comparando las economías de Perú y Argentina, Gelmen dice que no deben exagerarse los efectos de las guerras de independencia y posteriores, disímiles e influidos por otros.
Sánchez Santiró destaca en la de México diferencias regionales y sectoriales, su veloz recuperación y lento crecimiento o que hasta la guerra con Estados Unidos no se modificaron las tendencias de sus macroindicadores, lo que Jaúregui y Marichal achacan a la continuidad de la fiscalidad española.
Dobado, sin embargo, afirma que hablar del legado colonial es una tesis tan penetrante que se ha convertido en ortodoxia , pero la evidencia prueba que el principal problema económico latinoamericano, la desigualdad, empeoró tras la emancipación 29 , y por la complejidad de los procesos, tesis en apariencia opuesta pueden complementarse.
Tortella y Coatsworth comparan el caso de este último país y España, y hallan similitudes que atenuaron el efecto de la disolución del Antiguo Régimen.
Reformas no suficientemente eficaces, conflictos y un estancamiento a inicios del siglo XIX sugieren a los autores un legado institucional común a ambas naciones, pero no lo explican de forma ortodoxa, sino como factor que obstaculizó la movilización de los recursos, proteger los derechos de propiedad o transformar el sistema financiero, lo que perjudicó al crédito, la inversión y formación de capital humano, lo cual coincide con las conclusiones de Bertola y Ocampo Sumando enfoques, Moreno y Ros creen que la geografía de México supuso altos costes de transporte que redujeron los rendimientos sociales de la acumulación de capital, y el escaso desarrollo de instituciones nacionales implicó mantener las coloniales y generó una brecha entre tales rendimientos y los privados de inversión.
Los estudios de Jaúregui y los de historia fiscal de las distintas regiones del país asocian esos problemas al aumento de la presión tributaria metropolitana. Parte del fruto del crecimiento auspiciado por las reformas borbónicas se transfirió a España, lo que perjudicó a la oferta agro-industrial y a las posibilidades de aprovechar las oportunidades que brindó la independencia.
Un territorio vasto, parcialmente despoblado, cuya economía se basaba en la agricultura y la minería, habría precisado fuertes inversiones en comunicaciones y empresariales, pero la crisis postemancipación provocó escasez de capital.
A ello se añadió la referida lenta transformación de las instituciones, su ineficacia para incentivar el crecimiento, la inestabilidad y la pugna entre intereses locales en defensa de la posición lograda en la lucha contra el dominio hispano Los estudios sobre México, pues, insisten en la pulsión reforma colonial-construcción nacional, en la lucha de diversos intereses sociales y regionales, sus implicaciones macroeconómicas, la minería y su efecto en la renta, en relación con el sistema financiero.
Valle dice que el Consulado se opuso a las reformas borbónicas, pero financió la lucha contrainsurgente para restaurar el orden. Meyer analiza las dificultades del empresariado en el contexto de crisis financiera endémica que sufrió el país, que perjudicó incluso los negocios surgidos para aprovecharla, y las convulsiones políticas y urgencias fiscales que condujeron a usar procedimientos coercitivos, dañinos para la economía Frente a los estudios recientes sobre la economía e independencia de México, las investigaciones del tema en las áreas neogranadina, andina y rioplatense han insistido más en los enfoques regionales-locales, quizá debido a su desmembración tras la emancipación, pues de Nueva España solo se separaron las Antillas y Centroamérica.
República Dominicana sufrió su ocupación por Haití entre y , lo que perjudicó su oferta agropecuaria junto con los obstáculos geográficos y falta de medios de comunicación, que aislaron sus diferentes regiones y favorecieron sus vínculos con el exterior más que entre ellas.
En Puerto Rico, la relación economía- no-independencia estuvo asociada, como en Cuba, a la institucionalización de la colonia, precaria hasta finales del siglo XVIII, y a las reformas que impulsaron el desarrollo de la plantación azucarera-esclavista y su crecimiento exportador y al reposicionamiento de sus elites para aprovechar las oportunidades que ello supuso.
Además, tales procesos y su impacto difirieron en las distintas partes de la isla. Al contrario de lo que sucedió en la Gran Antilla, los ingenios se concentraron en el sur, no en el norte capitalino y en el interior, donde se mantuvo el predominio de los cafetales y cultivos de subsistencia Los estudios sobre Centroamérica insisten también en el efecto de la geografía y diferencias regionales.
Pérez Brignoli destaca el desarrollo de economías exportadoras en los países del área basadas en pocos productos y con moderado crecimiento asociado a su escasez de habitantes y ralo acceso a los mercados tras la independencia. Además coincide con Lindo en que ser la ruta más corta del Atlántico al Pacífico permitió a esas naciones aprovechar luego sus condiciones físicas, aunque solo en Panamá se valorizaron plenamente en términos de renta, y subraya las disparidades espaciales entre ellas, ejemplificadas por la abundante población y peso de las comunidades indígenas en Guatemala, rasgos inversos a los de Costa Rica, donde favorecieron la expansión temprana del café, cultivo que propiciaría más tarde un ciclo de relativo progreso económico de todo el Istmo Las diferencias regionales en cuanto a población india caracterizaron también al área neogranadina.
Su abundancia en Ecuador contrasta con su escasez en Venezuela, que, además, experimentó un crecimiento económico tardocolonial mayor que el de sus vecinos, pero concentrado en las zonas productoras de cacao, algo que también pasó en Colombia, pero con las explotaciones mineras. Ecuador afrontó la independencia en peores condiciones que sus vecinos debido a la crisis de sus obrajes, cuya oferta se vencía en el Alto Perú, y a la menor integración económica de sus regiones y con el resto del virreinato neogranadino, lo que generó fragmentación y, junto a las luchas fronterizas con Perú y entre las elites de Quito y Guayaquil, amenazaron su supervivencia nacional.
La variedad étnico-demográfica de la zona, además, tuvo correlación con los mercados de tierras y laborales. La persistencia de estructuras comunales indígenas solió derivar en minifundios al privatizarse en Ecuador, mientras el predominio de la hacienda en el interior de Venezuela y Colombia y de la plantación esclavista en sus costas reforzaron la concentración de la propiedad y provocaron conflictos raciales tras la abolición subsiguiente al cese del dominio colonial Por las razones citadas y su mejor diseño institucional, la independencia en Colombia tuvo menos costes que en el resto de Nueva Granada.
Los intereses enfrentados asumieron su igualdad de fuerzas y se turnaron en el poder y, aunque el conflicto pervivió en varias regiones, el país se construyó desde ellas. Venezuela nació como Estado centralizado y los enfrentamientos allí fueron entre caudillos nacionales.
Además, la falta de respeto por la propiedad durante la emancipación se perpetuó y generó inestabilidad, defecto que, según Ocampo, no compartió su vecino Kalmanovich disiente de Ocampo, pero porque su óptica no-comparada no relativiza los problemas y muestra la inestabilidad como el peor legado de la emancipación en Colombia por su efecto en la inversión y el crecimiento.
Sin embargo, ambos autores coinciden en que este último fue mayor de lo que se creía al final de la colonia, lo perjudicaron la desmembración neogranadina, la difícil construcción del Estado y los conflictos sociopolíticos ulteriores, lo cual confirma la visión de la independencia como oportunidad perdida , pues la reducción de la presión fiscal y la modernización institucional propiciaron luego la recuperación de dicho crecimiento al lograrse cierta estabilidad Por las razones citadas, la menor diversidad étnica de su población y facilidades geográficas para la apertura de la economía, el desempeño de ésta postemancipación fue mejor en Chile que en Bolivia y Perú y corrobora las tesis de los estudios sobre Argentina, Cuba o Nueva Granada acerca de que la concentración de la propiedad rural permitió ampliar los mercados internos y su monetarización Perú y Bolivia mantuvieron más tiempo su campesinado subordinado al sistema de hacienda tras la independencia, lo que perjudicó la formación de capital humano y tecnología y la mejora de la productividad.
Esa conclusión incluye factores político-institucionales pues, según Cavieres, Chile se diferenció también de ambos países por su proyecto deliberado de priorizar el comercio pacífico, la creación de casas consignatarias extranjeras en Valparaíso y la organización y extensión del mercado interior en torno a ello La presión fiscal, como en México, pero junto al fin del monopolio portuario de El Callao y la separación del Río de la Plata de su virreinato y consiguiente salida de la plata por el Atlántico, redujeron el efecto de la expansión minera tardocolonial en Perú, y con la independencia entró en crisis su economía.
Según Contreras, solo la oposición a los tributos coloniales unió a los participantes en ella, explica que empezase más tarde que en el resto de América y la fuente de legitimidad del Estado a que dio lugar fuese mantenerlos bajos. Eso elevó el nivel de vida a corto plazo, pues a medio y largo provocó una insuficiencia de recursos públicos que perjudicó la inversión y crecimiento y, con el coste de los conflictos civiles, mermó la capacidad para elaborar un proyecto de nación.
El sector económico más afectado por la independencia en Perú fue la oferta argentífera, lo que explica su veloz reemplazo en las exportaciones por el guano, y luego el salitre, que aumentaron los ingresos públicos, proporcionaron estabilidad, permitieron reformas liberales y ampliación de derechos civiles antes que en países vecinos, pero sobre la base de una economía cuyo sector exportador perdió efectos multiplicadores con el tránsito de la plata a los nitratos y de exiguas cartas impositivas, que se tradujeron en escaso gasto en infraestructuras, no mejoraron la productividad y generaron desequilibrios socio-espaciales, rompiendo la articulación colonial sierra-litoral, al consolidar la hegemonía de las elites limeñas y desplazar a las serranas del poder Los estudios económicos de las independencias en el área surandina destacan por su variedad de enfoques.
Aparte de los regionales o prosopográficos ya citados, hay otros que analizan el hambre, las enfermedades, el clima 41 , y junto a los dedicados a México son los que prestan más atención a los grupos indígenas desde ópticas locales y supranacionales, laborales y de mercado. Además de la diversidad demográfica y el mestizaje que caracterizaron al área, la razón es que en época tardocolonial ésta se dividió en dos virreinatos y los sistemas productivos y comerciales estaban transformándose cuando comenzó la emancipación del dominio español, lo que afectó a tales procesos y ayuda a entender la conformación conflictiva de los países en la zona Según Assadourian, pionero con Tándeter, Wachtel o Garavaglia del estudio histórico del mercado interregional sudamericano, las reformas borbónicas favorecieron al Alto Perú y al interior del Río de la Plata, pero más a su litoral.
El ganado y tejidos del segundo proveían a Paraguay, al altiplano minero y a esa zona costera, que surtía al resto de importaciones, equilibrando así la balanza mercantil.
La población local percibió en la independencia el modo de potenciar esos intercambios, eliminar las rentas que de ellas extraía la metrópoli y sus restricciones comerciales, que encarecían los productos Los beneficios y oportunidades esperables de la independencia y la creencia de que su efecto en las economías sería breve explican la alianza del interior y litoral del Río de la Plata contra España.
Pero el impacto no fue efímero, el primero perdió el mercado altoperuano, abastecido desde el Pacífico por Gran Bretaña, y al reanudarse el comercio regional lo hizo sujeto a los aranceles de las naciones creadas en el área; por Buenos Aires y Valparaíso empezaron a importase de Brasil mate y azúcar que antes provenían de Paraguay y Perú y ese último país elevó sus tarifas para los productos chilenos Los tarifas de los países surandinos y rioplatenses creados tras la independencia y sus conflictos comerciales desarticularon los mercados coloniales.
Disminuyó el circulante y los tributos del gobierno bonaerense para costear las guerras post- emancipación reemplazaron a los españoles procurando, además, afectar lo mínimo a la oligarquía porteña y pampeana, lo que quebró el pacto interior-litoral que puso fin al dominio hispano, aunque entonces la oferta del primero estaba muy dañada y sufría el efecto de las enfrentamientos bélicos.
Solo el tabaco de Jujuy y Salta y el azúcar tucumano posibilitaron la rápida formación de nuevos mercados, pero más restringidos que los precedentes En un libro pionero de los nuevos enfoques de las economías e independencias latinoamericanas, Irigoin y Schmit proponían estudiarlas sin ataduras nacionales, a través de la circulación mercantil y monetaria, discutiendo su supuesta abundancia tardocolonial y preguntándose si no fue fruto del comercio vinculado a la reexpansión de la oferta de plata.
Mediante un análisis casuístico, Mira y Gil refutan así las tesis de Tándeter y muestran que la relación Perú-Buenos Aires se intensificó en el período y se desarrollaron estrategias empresariales para aprovecharla La independencia del Río de la Plata sucedió en tiempos de cambios económicos.
Gerchunoff y Llach dicen que su estudio debe tenerlo en cuenta y superar la idea de fracaso formada sobre ella, basada en la debilidad institucional de los países surgidos allí, pues ésta no impidió su crecimiento.
Pese a no crearse Estados estables que redujesen los conflictos, Argentina y Uruguay alcanzaron niveles de PIB similares a los de Estados Unidos, se poblaron con inmigración y colonizaron sus áreas interiores.
ESTRUCTURA DE LA RELACIÓN DE DEPENDENCIA-INDEPENDENCIA ECONÓMICA Evolución de la dependencia-independencia económica Los logros económicos de quienes se Más de dos mil cuatrocientos millones de mujeres en edad de trabajar siguen sin tener igualdad de oportunidades económicas, y ciento setenta y Independencia económica. Es la capacidad de una persona para hacerse cargo de sus gastos y valerse por sus propios recursos. ¿Cómo lograla?